miércoles, 14 de mayo de 2008

RACISMO Y DISCRIMINACIÓN EN GUATEMALA

Y termino el conflicto armado que fragmento las almas de los pueblos indígenas, y con simples documentos burocráticos, pretendieron callar nuestra boca, borrar sus iniquidades, resucitar las vidas de los seres, que en la eternidad exigían memoria histórica, y que se consolidara un Estado incluyente, pluralista y participativo que respetará los derechos inherentes a la existencia y emanados de la recta razón. El tiempo pasa y el cambio se da, para que todo siga igual; haciéndonos sentir como almas grandes dentro de un débil, iluso e impotente sistema democrático.
Br. Noé Rivera.

ESTO NO PUEDE SEGUIR ASÍ.

“cualquier cosa extraña puede acontecer”… “recuerde estamos en Guatemala puede darse”… “Eso es normal aquí, acostúmbrese”… Estas son las frases que forman parte de nuestra vida cotidiana, son el pan nuestro de cada día, son parte de nuestro modus vivendi. A que se debe este fenómeno tan complejo, que hace que en Guatemala las situaciones más extrañas y hasta inconcebibles puedan suceder. Solo la historia lo puede explicar, y para ello es menester analizar la estructura social, la sociedad misma, que vive bajo ciertos estereotipos engendrados por la clase dominante, constituida por la élite terrateniente.

La miopía, la ceguera y en el caso más común, los intereses creados, son características inherentes de la oligarquía guatemalteca, en palabras de Velásquez Nimatuj la élite racista al servicio del ejercito. El devenir histórico ha demostrado que en Guatemala desde la época de la conquista, se han creado las condiciones necesarias para aniquilar a las poblaciones indígenas, considerados por los criollos guatemaltecos, como los responsables del atraso que vive y ha vivido nuestro país.

Cada una de las instituciones creadas dentro del régimen colonial, no son únicamente mecanismos de esclavitud per se, sino también, desde un punto de vista más global, son el motor dio origen a los grandes males que acechan nuestra sociedad.

Uno de estos males, que quizá sea el más tangible, es el problema de la discriminación, racismo en todas sus manifestaciones. El problema fundamental radica en la intolerancia originada por prejuicios que nacen dentro del seño materno. Estos solo pueden ser eliminados a través del conocimiento, que es la principal arma de defensa social ante el mundo industrializado que deshumaniza y hace imposible la misma existencia. ¿Cómo se puede generar conocimiento, informarse, educarse cuando la mayoría de la población vive en condiciones de extrema pobreza? Es imposible que un obrero, campesino, trabajador que trabaja largas jornadas de trabajo tenga la posibilidad de desarrollarse intelectivamente. Es por ello que nuestra sociedad es un semillero fecundo para toda clase de paradigmas que dan lugar a que la población viva en un clima de intolerancia y exclusión.

El problema de la discriminación, per se, se puede sentir en todos los ámbitos. En el ámbito laboral, los espacios se cierran para las poblaciones indígenas, quienes a la vez, están conscientes de estos males y optan por auto segregarse para equiparar sus desigualdades. Aunque como bien es sabido, en Guatemala, la forma correcta de conseguir empleo, es la politiquería, que da lugar a que se pueda conseguir algún beneficio, a sabiendas quizá de la incapacidad que se tiene para desempeñarlo. El nepotismo y la corrupción, son una dicotomía, que caracteriza el mercado laboral guatemalteco, verbigracia el RENAP y sus sorpresitas.

Hablando de estereotipos, estos se materializan en el uso de equívocos peyorativos hacia las poblaciones indígenas. El más común es el término indio que encierra dentro de sí un sabor criollo, quien concebía así a los nativos de los pueblos americanos, por su torpe creencia que habían llegado a las indias orientales. Sin embargo, aquí en Guatemala, los errores de otros los pagamos todos, tal es el caso de este término que en su contexto original es sinónimo de esclavitud, explotación, marginación y exclusión por parte de personas inescrupulosas que creen que ser diferente es un atentado mortal (hago referencia a la camada de víboras traída de España).

Otros de los términos peyorativos es el uso de salvaje, india envuelta, india relamida, indio de la montaña, entre otros, que lo único que demuestra, es el grado de ignorancia de la persona que lo enuncia. La discriminación como tal, no se agota en las relaciones sociales interpersonales, trasciende hasta alcanzar un grado mayor hasta llegar al fanatismo, etnocentrismo y culto a la clase social de la persona.

Tal es el caso de las personas que marginan a los indígenas, por encontrarse en su mayoría, viviendo en condiciones de infrahumanas, sin acceso a servicios de salud, educación, y garantías mínimas de sobrevivencia, analfabetismo; sin tomar en cuenta que un sector de Guatemala (CACIF) es responsable de miles de muertes anuales por mortalidad infantil, a consecuencia de sus políticas neoliberales, bajo el emblema del libre mercado, y las políticas de ajuste estructural y otros trucos para aumentar el precio de la canasta básica.

El conflicto armado interno, no es únicamente una guerra fratricida, es el eslabón perdido que dio lugar a que miles de indígenas abandonaran sus tierras, familias hogar, bajo el emblema -te nos unes, te vas, o te mueres- lo cual al finalizar, dejo entre sus resabios, el silencio de los pueblos indígenas, y el aislamiento total. Sin embargo hoy en día, estos pueblos han iniciado un proceso de resarcimiento y lucha en busca de su dignificación. Han comenzado a abrirse espacios, a través de movimientos organizados, ONG’S, instituciones de Derechos humanos, y otras formas de expresión de la sociedad civil. Sin embargo, el proceso es lento, debido a que son -algunos años- vrs. -quinientos años de opresión-.
Por último, será necesario combatir este flagelo de discriminación por todos los medios disponibles, ya que mientras esto continúe, seguiremos frenando el desarrollo tan ansiado por nuestro pueblos, entendiendo que nuestra sociedad no saldrá adelante, a menos que exista cohesión entre sus miembros y una conciencia social enfocada al respeto a las diferencias de los demás.

Soy de aquí, pero no quisiera ser de aquí, por algunos que dicen ser de aquí, pero no lo son. Estoy aquí, pero verdaderamente no encuentro lugar para mí, porque este está ocupado por quienes dicen tenerlo todo. Vivo en un lugar lejano, como un extraño, añorando encontrar un día ese espacio que me corresponde, ese espacio que mi propia existencia merece, no quiero seguir viviendo en un lugar donde nunca encajare, donde seré excluido, donde no seré mas que una masa amorfa con valor comercial, a menos que me convierta en uno más del sistema asesino silencioso que me hace perder el aliento cada día, obligándome a ser parte de la sociedad enmohecida por el tedio. De ninguna manera obedeceré sus estereotipos humanos que me tengan de rodillas, denigrándome por un mendrugo de pan a cambio de ofrecer honores a quien no se lo merece, a quien me valora sólo como fuerza de trabajo, como parte de su haber. No pretendo servir a quien ha intentado aniquilarme, no lo haré, porque tengo memoria histórica, pues hacerlo significaría dejar de ser lo que siempre he querido ser: Humano.
Br. Noé Rivera “Critica de la sociedad excluyente
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